viernes, 25 de junio de 2010

Biocombustibles en el transporte y biomasa


tc301La Unión Europea reconoce que el objetivo de utilizar en 2010 más de un 5% de biocombustibles en el sector del transporte es difícilmente alcanzable, pero dicen que sí se puede lograr que en 2020 el uso de biocombustibles en el transporte sea de un 10%.

Para acercarse a esta meta existe el proyecto NEMO de producción de biocombustibles (etanol) a partir de materiales lignocelulósicos. En realidad este proyecto se centra en la localización de enzimas y microorganismos que sean capaz de romper la lignocelulosa para la fabricación de etanol.

La reducción del uso de combustibles fósiles es necesaria por muchos motivos, y el transporte es un punto en el que se puede conseguir de forma importante. Pero la fabricación de biodiésel y etanol no es tan sencilla ni tan económica como se quisiera. El etanol de caña de azúcar o remolacha tiene su límite, como la mayor parte de los biocombustibles, en la capacidad de cultivo.

Mientras se continúa investigando en el desarrollo de un método barato de cultivo de algas para la producción de biodiésel, se pretende aprovechar la cantidad de material lignocelulósico que ahora se desperdicia procedente de todo tipo de limpiezas de monte y deshechos de cultivos para producir etanol.

La necesida de investigar y desarrollar nuevas tecnologías para convertir esta biomasa en etanol a un coste razonable y con pocos residuos me lleva a preguntarme si no sería mucho más efectivo el que toda esta biomasa se destinara a calderas. La tecnología es sencilla, está muy desarrollada y se aprovecharía el 100% de la biomasa sin residuos (prácticamente, salvo algunas cenizas).

Es cierto que habría que desarrollar calderas que fueran eficientes con distintos tipos de biomasa para facilitar su uso ¿pero no sería mucho mejor?

Desde hace unas semanas en España la adminsitración central está promocionando el uso de la biomasa. Para mi gusto es un error insinuar que es una alternativa para las viviendas unifamiliares olvidando que la mayoría del ahorro energético y de combustible estaría en el uso de calderas comunitarias de biomasa.

Por otro lado, me pregunto por qué no realizan un plan de sustitución de los sistemas de calefacción actuales de edificios oficiales por calderas de biomasa. El ejemplo y las muestras son la mejor vía para enseñar y educar a la población.