Un sistema de acristalamiento que lleva algunos años en Europa se prepara para el asalto del mercado estadounidense. El sistema de ventanas GlassX incluye materiales con cambio de fase (phase-change materials, o PCM) entre dos vidrios aislantes.
A bajas temperaturas, el PCM es sólido y translúcido, pero cuando se calienta, el PCM se funde y se torna transparente. Eso es lo que hace que la ventana absorba el calor procedente del sol durante el día, y lo libere lentamente por la noche, a medida que el material se va enfriando.
La combinación de un buen aislante y un almacén de calor hace que estas ventanas resulten particularmente útiles en un diseño solar pasivo. Los PCM resultan excelentes para almacenar calor y una de estas ventanas puede almacenar tanto como un muro de hormigón de 9″ de grosor. Incluso en estado sólido y translúcido, el sistema GlassX permite el paso del 25% de la luz exterior, de forma que la luz natural no se desaprovecha.
Las ventanas incorporan también un sistema difusor que tiene en cuenta la posición del sol en las distintas estaciones del año: reflejan gran parte de la energía solar incidente en verano y permiten el máximo paso de la radiación en invierno, cuando el ángulo de incidencia de la luz es mucho más bajo.
Este sistema no permitirá reemplazar una ventana existente en la mayoría de los casos. Las ventanas GlassX tienen 8 cm de grosor y pesan 100kg/m2. También son bastante caras (entre 560 y 970 dólares por metro cuadrado), sin embargo, la empresa que las fabrica asegura que el retorno de la inversión (ROI) se produce en menos de 10 años.