viernes, 25 de junio de 2010

Biomasa para la generación de energía


La biomasa es la materia orgánica que proviene de árboles, plantas y desechos de animales que pueden ser convertidos en energía; se trata de una fuente renovable porque su ciclo de regeneración es rápido y, en última instancia, su energía proviene del sol, ya que es a través de la fotosíntesis cómo las plantas generan hidratos de carbono a partir de CO2, agua y aire. Además, es un recurso abundante (se estima que en el mundo hay disponibles cada año unos 170 000 millones de toneladas de biomasa[1]), lo que permite plantear que se utilice como fuente de energía a gran escala siempre que se haga de manera sostenible, evitando provocar erosión del suelo, y desertificación y deforestación de los ecosistemas[2].

Desde el punto de vista de la energía, la biomasa se puede utilizar para generar combustibles líquidos para la automoción (como ya hemos tratado en los artículos referidos a biocarburantes), para generar calor (cuya forma más primitiva, la quema de leña, se conoce desde los albores de la Humanidad), y como fuente de electricidad. Se estima que entre un 10 y un 14 por ciento de la energía consumida en el mundo proviene de la biomasa[3].